'BEST OF BE FESTIVAL'. Aquí no hay Brexit



CRÍTICA DE TEATRO

'Best of BE Festival'
Producción: Oliver Zahn, Teatro Sotteraneo, Tida
Corral de Comedias (Alcalá de Henares, Madrid)

Viejo conocido ya de la parroquia complutense, el BE Festival trasladó de Birmingham a Alcalá de Henares lo mejor de su repertorio. Una pieza alemana y dos italianas formaban en esta edición el equipaje desplazado al Corral de Comedias. Con la idea de una Europa unida y sin fronteras hecha trizas, opciones como esta se erigen como una de las mejores oportunidades para ver un montaje ideado en otro país y a un precio respetable. Es una de las singularidades de este proyecto, al igual que la apuesta por la brevedad. Si en el cine el formato medio y cortometraje está demasiado explotado, no pasa lo mismo en teatro, reducida su exposición fundamentalmente a fórmulas comerciales. Este tipo de teatro cronómetro en mano para que no supere los treinta minutos tiene la virtud de exprimir el ingenio de los creadores, ir directo al asunto y el añadido de que si no convence al espectador el trance no será pesado. 

Así se presentó lo mejor del BE Festival inglés, dejando nuevamente muy buenas sensaciones. Como todo proyecto de estas características, se notaba la falta de cohesión ante propuestas a veces tan diferentes, la irregularidad de todo proyecto de esta identidad. También hay que anotar que sobraba esa sangría con la que se obsequió a los asistentes entre el segundo y tercer montaje, rompiendo parte del clímax a aquellos espectadores que solo fueron y buscaban nada más que una experiencia teatral. Poco, en definitiva, que evite decir que el balance en conjunto fue satisfactorio. 

Arrancó la velada con la que más tarde se revelaría como pieza más contundente. ‘Situación con brazo en alto’, de Oliver Zahn, busca llevar hasta el límite al espectador, tanto por su tono enciclopédico como en lo físico, con esa actriz que sufre espasmos ante la obligación de mantener la postura que se popularizara durante el régimen nazi. Lo didáctico se mezcla con una puesta en escena performática basada en la fisicidad. Es algo tan básico como eficaz, aparte de ilustrar sobre un gesto del que apenas, al menos por aquí, se ha hablado mucho, más allá del castigo a aquellos ultras futboleros que viajaron a Alemania y fueron detenidos nada pisar territorio germano. Una voz repasa el nacimiento, desarrollo y –no- muerte del brazo derecho erguido, desde sus inicios con el significado de juramento o simple saludo a su evolución influida por el fascismo italiano y la posterior manipulación nazi. Especialmente interesante es lo sucedido en la actualidad, cuando se relatan los problemas sufridos por la pieza para ser estrenada en Alemania, introduciendo elementos de reflexión sobre los límites de la expresión artística. 

La segunda pieza, 'Overload', venía de Italia. La compañía Teatro Sotterraneo recupera un montaje galardonado en 2012, una obra que rebosa simpatía y frenesí amparada en básicos preceptos beckettianos. Un aporte suplementario lo da el hallazgo lingüístico como recurso escénico, con los cuatro actores verbalizando el texto en un español nivel principiante-intermedio en la mayoría de los casos que da mucho juego. El elenco se presenta coordinado dentro del desorden y en esa sucesión de ‘sketches’ presentados defienden la idea de que la atención del ser humano con la llegada de las nuevas tecnologías no supera los ocho segundos. Como en toda obra que sigue estos postulados, se mezcla irreverencia, comedia, absurdo, ligeros barnices sociales y alguna idea que se queda a medias. Rebosa simpatía y buen hacer, en definitiva. 

Cerró el conjunto la que fue la pieza más fuera de tono de la noche. No llegó a cuajar la propuesta de Marco Chevenier, titulada ‘Quinteto’. Es bien sabido que el público complutense no se caracteriza por su efusión y esta obra es justamente lo que requería para llegar al mejor de los objetivos. Aun así, se consiguieron instantes de delicioso caos sobre el escenario, quedando en un segundo plano esas críticas ante los recortes presupuestarios que las políticas públicas han hecho en materia cultural y que ‘obligaron’ al actor a venir sin sus compañeros y tener que recurrir a los asistentes. Ejemplar de teatro desnudo y al servicio del espectador, con su dosis de carga crítica escondida, y que sirvió para cerrar una velada ya consolidada en la programación del Corral de Comedias, ya a la espera de una nueva visita.

RAFAEL GONZÁLEZ

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