¿Qué decir del cine? Existe un problema a la hora de seleccionar qué película ver. Este año nos han visitado un buen número de directores interesantes, sin que apenas nada haya dejado poso, y mucho menos en lo que se refiere a cine español. Y aquí no es ya tanto un problema de creación como sí de pésima distribución. En ese sentido, hay que destacar a Albert Serra y Jose Luis Guerín. Únicos cineastas españoles que en el 2016 han aportado algo diferente. Les sigue Nely Reguera, con la apreciable ‘María (y los demás)’.
Anótese, por lo demás, que cada año es menor el número de películas vistas y la disminución de visitas al cine realizadas por los miembros de La Carcoma, fruto del hastío en el que está sumida la industria cinematográfica y que se contagia rápidamente al espectador. No se atisba remedio a corto-medio plazo.
‘La muerte de Luis XIV’ (Albert Serra. España)
Albert Serra es el cineasta más peculiar del momento en lo que respecta al panorama español. ‘La muerte de Luis XIV’ posee una radicalidad poética. Esta vez, Albert Serra ha conseguido realizar una película en la que las excentricidades de autor que se concede han estado perfectamente conseguidas. Su mejor título y lo más interesante es saber que lo siguiente será completamente diferente.
‘Fatima’ (Philippe Faucon. Francia)
Una de las interpretaciones del año la brindada por la debutante Soria Zeroual en ‘Fatima’. Cine social que sin gritar, mostrar compasión, agitar ni lanzar consignas transmite verdad. Faucon retrata la vida en un suburbio de una ciudad francesa a través de la mirada de una empleada del hogar atrapada en todos los frentes de la vida.
‘One more time with feeling’ (Andrew Dominik. Australia)
Trabajo brillante. Un viaje por el dolor, el recuerdo, por aquellos instantes que se evocan mientras se aprecian en instantáneas, la música, las dudas, la familia y lo inconsolable. Un homenaje, un réquiem para alguien que siempre estará. También puede surgir una pregunta: ¿Cómo será ahora Nick Cave?
‘María (y los demás)’ (Nely Reguera. España)
Equilibro fantástico entre la comedia y el drama el que demuestra Nely Reguera en su estreno como largometrajista. Muestra un personaje femenino encantador tanto en su faceta positiva como en la negativa, ahí otro gran acierto, ya que nunca cae en la autocompasión. Otro trabajo en el que se respira autenticidad y que tanto recuerda a la frescura de Mar Coll y su ‘Tres días con la familia’.
‘La venganza de una mujer’ (Rita Azevedo Gomes. Portugal)
Pese a llegar con cuatro años de retraso, finalmente pudo verse en España este excelente filme. ‘La venganza de una mujer’ trata sobre vida, sangre, seducción, traición y emoción. La interrelación que puede existir entre cine y teatro toma otra dimensión en este juego visual de luces, coros, sombras y asfixias. Una película que se aproxima a una obra pictórica con una directora deslumbrante.
‘Los caballeros blancos’ (Joachim Lafosse. Bélgica)
Reconocimiento a Lafosse, cineasta que este año nos ha deparado dos grandes trabajos, la radiografía precisa de la destrucción de una pareja que fue ‘Después de nosotros’ y ‘Los caballeros blancos’. En esta última recrea un caso real de tráfico de niños a través del que se cuestiona la fórmula solidaridad, África y papel de las ONG’s. Trabajo nada condescendiente, formalmente a buen nivel y que deja poso y lugar a la reflexión.
‘La academia de las musas’ (José Luis Guerín. España)
Guerín sabe combinar el flirteo, la seducción, la coquetería, el engaño, la palabra como arma invencible. Los celos, la posesión, la creación y el verso son las estrategias que se emplean para jugar a hacer cine simulando realizar un documental. La literatura es lo único que no cambia en la película, siempre está presente y es su empleo lo que facilita la fusión de géneros.
‘La invitación’ (Karyn Kusama. Estados Unidos)
La película sorpresa de la temporada. Trabajo con tensión bien medida y dosificada y con una de las mejores presentaciones de personajes que se recuerde en el género. Aporta además una mirada envenenada a la filosofía new age que saca cada vez más la cabeza en las sociedades más avanzadas.
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