'PASTORAL AMERICANA'. Más tristeza para Roth



CRÍTICA DE CINE

'Pastoral Americana' (Ewan McGregor. Estados Unidos, 2016. 126 minutos)

De todos los novelistas americanos de la actualidad, el más sencillo para adaptar probablemente sea Philip Roth. Sus novelas poseen claridad, fuerza y unos diálogos perfectamente construidos que apenas necesitan modificación para su acomodo al medio cinematográfico. Viene siendo una norma que cada vez que cada vez que se apuesta por una de sus novelas el resultado diste mucho de la realidad, salvo la extraordinaria ‘Indignación’ (2016) y ‘Goodbay, Columbus’ (1969). El resto han sido lamentables. 

El debut en la dirección de Ewan McGregor es decepcionante, un proyecto que nació ya corrompido por pasar por diferentes manos y que ninguna aportase la calidad necesaria para que la película tuviese el empaque necesario. También la dirección recaló en McGregor de rebote y éste ha intentado salir airoso de una batalla que nació perdida. Los motivos por los que se ha decidido prescindir de gran parte de la historia no son comprensibles. La novela de Roth es extraordinaria. La adaptación es muy mala. No parece que hayan dedicado mucho a releer y a trabajar sobre un guion vacío y perdido de la intención original. No basta con rescatar momentos buenos si estos no se construyen adecuadamente. Tampoco prescindir de otros sin aportar nada a cambio.

‘American Pastoral’ tampoco posee una dirección que vaya más allá de lo común. McGregor resuelve la papeleta sin más. No es incorrecto en su propuesta pero carece de vida. Con esta película no se puede dilucidar si tendrá carrera como director o no. Resulta fascinante en la historia el papel que representan las mujeres, concretamente la hija del protagonista, Sueco Levov. Las mujeres podían actuar sin la clara amenaza de ser reclutadas y convertirse en soldado. Este aspecto es crucial en el desarrollo de la historia, cuanto menos en el origen, pero tampoco se detienen mucho. ¡Qué pena no desarrollar más un personaje como Levov! Su dolor solo se dibuja pero no se ahonda en él. Los atentados, el no a la guerra, la distancia, la búsqueda, la decepción… nada de eso está en la película. ¿De qué sirve enunciar solamente? La pérdida insoportable no tiene calado. Tampoco se juega con ese guiño que el propio Roth realiza a su alter ego Zuckerman. 

Cuando no se trabaja una adaptación el resultado no es coherente. En el campo interpretativo tampoco puede elogiarse mucho la frialdad por la que se ha optado. Resulta cómico que ambos protagonistas apenas envejezcan por muchos años que pasen. Este pequeño detalle resta aún más verosimilitud a todo lo expuesto. 

El acierto de la película es la fotografía. Martin Ruhe sí parece haberse impregnado de esa luz oscura que reina en la vida de los protagonistas. Es el único apartado técnico junto al vestuario y a la dirección artística que sí dota de entidad a lo que se pretende plantear en la novela.

La tragedia acompaña en el personaje por ese radical odio de su hija a Estados Unidos sin tener un desarrollo correcto. Los momentos más emotivos que serían los enfrentamientos entre padre e hija ofrecen muy poco. Newark se esboza pero no es el personaje que reclama ser. 

Todo es difuso y no ha habido fuerza. Si se adapta que se haga con criterio, si no, es mejor dejar las novelas tal y cómo están.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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