CRÍTICA LITERARIA
'La vaga ambición'
Autor: Antonio Ortuño
Editorial: Páginas de Espuma
Páginas: 118
A Antonio Ortuño no le ayuda especialmente la sinopsis de la contraportada, que es excelente, pero tiene muy poco que ver con lo que se desarrolla en las páginas. La escritura de Ortuño es poderosa pero las tramas que acompañan a algunos de los relatos no resultan compactas. No importa que el protagonista sea el mismo en casi todos los relatos, no existe ese empaque de cohesión necesario para que formen parte de una vida. Es cierto que hay referencias, pero las mismas carecen de la fuerza suficiente. A veces no sirve con repetir nombres o mentar a los mismos familiares.
Se echa en falta el dolor que puede provocar en ocasiones la escritura. Ortuño juega con él, pero tampoco termina de rematar la faena. El subsistir por la escritura o por los satélites que la acompañan, sí aparece. Redunda en ello, fundamentalmente con los talleres literarios, pero tampoco se ofrece algo que case con lo que puede suponer la asfixia de no llegar a fin de mes. El protagonista y su mujer componen un mundo muy esnob y sus necesidades siempre son excesivas y difíciles de satisfacer. Esa parte de autocrítica es divertida.
Valorando los relatos, se puede remarcar el impactante golpe de efecto que posee el primero, ‘Un trago de aceite’, y cómo Ortuño no cae en lo sencillo para retratar algo macabro. Muy hábil la redacción y el modo en el que todo se relaciona para generar una herida que jamás podrá olvidarse, pero sí escribirse. ‘El caballero de los espejos’ es una sugerencia curiosa, como casi todas las que tienen al Quijote por bandera. Posee elementos crueles con la venganza sutil como telón de fondo. ‘Quinta temporada’ es un relato en el que sí se aprecian las dificultades para llegar a fin de mes -no olvidar las particularidades snobs de los personajes-. La llegada de esa oferta para trabajar en un serial famoso, el proceso de trabajo y la repercusión del éxito. Relato formado por pequeños capítulos que, aunque no son regulares en el argumento, sí reflejan diversión, mala leche y escritura a cualquier precio. ‘Provocación repugnante’ puede ser el más notable de todos. Jugar con los personajes y las ideas es llamativo. Falta algo de pegada en la trama, pero sugiere algo diferente en todo ese bosquejo de personalidades e ideas. ‘El príncipe con mil enemigos’ posee dos partes bien diferenciadas. Por un lado, la anécdota de un escritor y un suceso que le acontece y, por otro, el dolor de la pérdida. Es en este punto donde el relato alcanza mayor consistencia y disecciona retazos de rabia, impotencia, pasado y escritura. La combinación de ambos elementos no termina de funcionar, pero solo por ese aspecto tratado en la relación con la madre ya merece la pena. ‘La batalla de Hastings’ es otra mezcla de escritura, efectos del alcohol, talleres y elucubraciones, pero las mismas no se redondean. Hay una cierta desidia argumentativa que termina varando los buenos pronósticos del planteamiento inicial.
‘La vaga ambición’ se lee bien, pero ofrece mucho menos de lo que puede llegar a dar un talento como el de Antonio Ortuño.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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