'Troyanas'
Dirección: Carme Protaceli.
Teatro Español (Madrid).
Tras los primeros minutos de función ya se es consciente de que la misma no va a llegar a ninguna parte. La adaptación y la dirección se han quedado en medio de la nada. Desde el texto -se agradecen los recortes del original- se constata que la propuesta naufraga por todos los costados. Por un lado, parece que Alberto Conejero quiere actualizar a Eurípides pero por otro, su intentona, se queda varada en lo que ya era el original. No existe posibilidad de que ambas ideas prosperen porque la valentía es nula y las palabras se pierden. Tampoco la dirección de Carme Portaceli tiene un pulso férreo. Hay un juego corporal que no concuerda con el resto de la propuesta. Se abusa del tono declamativo que perjudica -y mucho -al avance textual. La escenografía tampoco aporta. Esa T invertida en la que se proyectan imágenes de guerras actuales resulta impostada.
En el aspecto interpretativo todo es irregular también. Aitana Sánchez-Gijón grita demasiado y sus tonos transitan entre la alta burguesía y el habla “macarra” que imprime en demasiados momentos. Esto le resta potencial a ese personaje que sufre de una manera tan intensa como es Hécuba. Nacho Fresneda -Taltibio- busca la naturalidad y en instantes lo consigue, pero en otros se hace patente que el propio texto ralentiza lo que él podría ofrecer. Maggie Civantos gana por partida doble en su papel de Elena. Es natural y nunca excesiva. Sus monólogos son lo mejor de la función. Alba Flores pelea con naturalidad al dar vida a Políxena y lo consigue en sus largos parlamentos. El problema son los movimientos que realiza debido a que la propuesta es difusa. El resto del reparto debe pelear con frases y acciones que no les ayudan en el tránsito de su dolor. Pelean para defender sus acciones, pero el aspecto textual y la dirección les complica mucho todo el trabajo.
‘Troyanas’ no es un buen montaje y el mismo, pese a la corta duración, llega a hacerse pesado.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
0 Comentarios