CRÍTICA DE CINE
'Comanchería' (David Mackenzie. Estados Unidos, 2016. 102 minutos)
Para mi padre, que me llevó al Oeste
El western que ha realizado David Mackenzie tiene unos primeros setenta minutos magistrales. Todo fluye: personajes, trama, motivaciones, interpretaciones, el calor, el peso de las acciones, la cerveza, el pasado, las estrategias y unos diálogos que mastican el polvo de los parajes que se muestran. Es una historia planteada desde la verdad en la que no se ofrece respiro, pero que tampoco agobia. Esto es un acierto para que todo transcurra en ese tiempo marcado por un plan que puede funcionar. El aspecto social que posee la trama ya consigue que se empatice con esos atracadores motivados por una cuestión sentimental. La aparición de los Rangers suma, porque no es lo ya visto. No son los típicos policías en busca de los asaltantes crueles.
Para que todo transcurra de una manera tan natural era necesario tener unas interpretaciones impecables como las que ofrece cada uno de los actores. No sería justo destacar a ninguno por encima del otro, aunque el acento tejano de Bridges es pura poesía del Oeste. Cada actor busca, acompaña y abraza a la historia sin arroparse en gestos o excesos que no están en el guion. Cada frase respira el poso de un peso propio y de una intencionalidad, ya sean los hijos, el pasado, la entrega, el futuro o la falta del mismo. Todo se trata con precisión sin buscar adornos gratuitos. Una de las subtramas ofrece un potencial exquisito y no visitado con regularidad en películas del género: la jubilación. Es un pequeño borrón que no se desarrollase más. ¿Qué hacer tras tantos años en la carretera? ¿Se quiere vivir sin el trabajo, se puede? Todo se esboza, pero no hay algo más. La desolación de la imagen de uno sentado en su porche viendo pasar los días con su cerveza al lado y el atardecer frente a él. Bridges se atormenta con su mera evocación. El paisaje tejano es otro protagonista repleto de dolor que no condena pero que acecha con toda la maldad que puede, aunque en ocasiones, entre sus páramos, se cuele algo de humanidad.
Todo esto sucede en setenta minutos. Tras ello se incluye algo que ya se ha visto mucho. Persecuciones y tiros. No hay nada especial en ellos. La película desciende ligeramente, si bien no es algo catastrófico. Es una opción de guion que se lleva perfectamente pero que resta algo de potencial a lo que ya se había desarrollado. Las dobles relaciones entre los hermanos y los Rangers son estupendas. No importan los insultos ni las discusiones. Son personajes profundamente unidos con un fin común. El nivel de relación emocional es determinante para contribuir en el resultado sobresaliente de una película en la que la conciencia del otro es la de uno mismo.
‘Comanchería’ es una obra cuidada con una fotografía deslumbrante y unos diálogos precisos que se coordinan con una dirección soberbia y una banda sonora íntegra, eficaz y personal. Imprescindible el visionado porque pocas películas ofrecen tanto en tan poco tiempo.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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