'QUIEN A HIERRO MATA'. Narcos, pasado y poca novedad


CRÍTICA DE CINE

'Quien a hierro mata' (Paco Plaza. España, 2019. 107 minutos)

Paco Plaza es un director que maneja con soltura el medio y sabe sacar partido a una producción que tiene como gran objetivo ser un éxito de taquilla. El guion posee casi todos los elementos que van conformando un thriller para el gran público. Los buenos a un lado y los muy malos a otro. Para ello tira de coincidencias sangrantes para que a los buenos se les puedan detectar ciertas fisuras en su idílico orden vital, pero los malos son tan malos que tampoco importa mucho los que les pueda suceder. Del mismo modo incrusta algo de humanidad en el gran capo antagonista. No hay nada en lo escrito que aporte novedades. Lo más destacado de la película es Xoán Cejudo. El personaje que compone tiene ecos del Lear shakesperiano. La relación con sus hijos -personajes que siguen al pie de la letra el prototipo de narco- no atraviesa por un buen momento debido a esa decepción que el padre siente con ellos. Su crudeza refleja lo que es la experiencia. Se adelanta a lo que va a suceder y como todo en esta película, sucede. 

Se dan claves continuas de lo que va a acontecer en cada instante, por lo que las aparentes sorpresas jamás son tales. Se beneficia la historia del pulso fílmico y de saber dotar a ciertas acciones de un ritmo vigoroso sin que por ello la previsibilidad del resultado llegue a ser molesta. Luis Tosar representa justo el punto contrario de Cejudo. Enfermero modelo, buen marido, futuro padre y guía para esos ancianos en sus últimos momentos. Su pasado vuelve a golpearlo y entran en la historia los prescindibles flashbacks que no aportan nada, es más, parece formar parte de un mal corto pretencioso. Tosar sabe componer su personaje, pero se queda en eso, en un trabajo bien hecho pero reiterativo en lo que es un actor de su talento. 

Toda la propuesta busca ser efectista y para ello se vuelve a recurrir a Shakespeare, en esta ocasión, el personaje de Tosar homenajea a Lady Macbeth con sus manos teñidas de sangre. El trabajo interpretativo es resolutivo y aunque los personajes se mueven en esos arcos reconocibles sin que ninguno, salvo Cejudo, se salga de lo que marcan los estereotipos, lo hacen correctamente. Las exageraciones tonales no terminan de importar porque es lo que se espera de ellos, ya sean los hijos del patrón, los colombianos, la mujer de Tosar, los compañeros… 

‘Quien a hierro mata’ no aburre, aunque no sorprende en nada. El final carece de impacto y es solo la dirección de Plaza la que compite contra la previsibilidad enunciada.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ 

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