CRÍTICA DE TEATRO
Texto y dirección: Acoyani Guzmán
El arte mexicano en todas sus disciplinas está ganando terreno a cualquier país. Si atendemos a la literatura podemos destacar innumerables nombres como Isa Gónzalez o Julián Herbert ―por citar solo dos―. En cine, Arturo Ripstein, Carlos Reygadas ―de nuevo solo dos citados―, en teatro, los Colochos, Lagartijas tiradas al sol ―entre muchos más― Y así se podría seguir en todas las disciplinas. Se trata de una forma de exponer la realidad mediante creaciones muy originales y repletas de fuerza.
Ahora irrumpe con entereza la figura de Acoyani Guzmán con su obra ‘Todos los caminos conducen al narco’. Una noticia extraordinaria para el espectador es que el texto ya estuviese publicado por Esperpento Ediciones Teatrales. La labor que realiza esta editorial es altamente gratificante y necesaria para el mundo de la creación teatral. Es una ventaja enorme poder tener los textos y conocerlos antes de asistir a la función. Un trabajo como el que nos ofrece la autora y directora mexicana es muy complejo en apariencia si atendemos al texto, pero ha sabido trasladarlo a las tablas con sencillez y saber hacer. El imaginario común que se pueda tener de México en esta puesta en escena es mostrado sin titubeo ni adornos innecesarios. No resulta sencillo emplear todo el espacio de una sala como la de nave 73. Acoyani maneja el espacio con destreza. La dirección artística ofrece los matices necesarios sin recurrir a elementos fútiles. Los altares al “santo de los narcos”, Jesús Malverde, y a la Santa Muerte reinan a ambos lados del escenario sin interrumpir las acciones y sin tomar un protagonismo innecesario.
Todo comienza con una invitación a Tequila y Mezcal. El dinamismo se enuncia con inteligencia en dos entregados actos de Fe. En una obra coral que nunca lleva a la confusión, los dos personajes sobre los que recae el peso de la función son la Corderita y la Pulpo. Caracteres aparentemente opuestos que se van complementando en ese Tetris que pueden ser las relaciones en una cárcel. El vínculo entre ambas evoluciona al igual que sus circunstancias. Las fragilidades se van alternando y cada una desarrolla virtudes que desconocían para llegar a ser personas con un arco bien diferenciado desde el comienzo al final. El resto de reparto da vida a muchos personajes y todo ello genera un enigma fabuloso para que la trama continúe reinando en una propuesta que no huye del teatro documento para enlazarlo con el teatro de acción. El video forma de la partida con sutileza. Su aparición siempre aporta y puede condenar, angustiar ―en los interrogatorios― o mostrar esa realidad que retrata. Los acentos son protagonistas a su manera. Intentan despistar y viajan al igual que los personajes. El acento mexicano que reina en la función en momentos puntuales se vuelve español. Todo tiene un porqué. Nunca se lleva a una confusión que vaya más allá de lo que es la propuesta ―mérito sobresaliente de un gran elenco y una buena dirección con criterio―.
‘Todos los caminos conducen al narco’ trata de México. Esa estrella de cinco puntas que se va remarcando siempre encaja en todos aquellos lugares en los que las acciones van teniendo lugar. Lo mismo se está en la cárcel, que en una sala de interrogatorios o en Culiacán. El espectador sigue sin perderse. Hay continuos movimientos, pero jamás los mismos son gratuitos. El dinamismo que ofrecen está muy medido. Se hubiese agradecido una mayor intervención de la música en algunas transiciones. La crueldad y la dulzura se van alternando en busca de ese camino que se va exponiendo. México sin jugar al escondite. México en su seducción, en su dolor y en su proyección. México moldeando lo que será, México intentando encontrarse, México en sí para sí.
El reparto es sobresaliente. Las actrices nunca pierden la coherencia de la acción. El trabajo con el acento es destacadísimo y sus acciones son dinámicas y comprensibles. Todo a favor de un texto que cobra una fuerza mayor con una representación notable. Puede ir a más porque esto no ha hecho más que empezar. Acoyani Guzmán sabe hacer teatro. Ahora solo tiene que continuar con ese paso firme.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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