CRÍTICA DE CINE
'Midway' (Roland Emmerich. Estados Unidos, 2019. 138 minutos)
Ante ‘Midway’ se activa de forma automática un conjunto de mecanismos defensivos previos al visionado. Hay datos que presagiaban lo peor, incluso para el afín al género. El amargo recuerdo que dejó otro producto de similares apariencias, la infame ‘Pearl Harbor’ (2001), todavía martillea. Tampoco por otras latitudes bélicas ‘Dunkerke’ (2017) se mostraba a la altura de las expectativas generadas. El segundo dato venía desde la dirección, confiada a Roland Emmerich, especialista en blockbuster hiperbólicos de mirada al frente y bandera de barra y estrellas ondeando al viento (‘Independence Day’, 1996), que sea germano de nacimiento no importa. La nostalgia con ‘Midway’, como contrapartida, jugaba a favor, puesto que la versión de 1976 no destacaba por su sutileza en el trato mostrado en pantalla a japoneses y estadounidenses.
Con esos antecedentes, se sale aliviado de ‘Midway’. Sin ser redonda y exhibiendo un pequeño aunque importante arsenal de inequívocos u olvidos históricos, es un espectáculo competente que destaca en su trazo colectivo muy por encima de las historias personales que la nutren. ‘Midway’ es mejor cuanto más se olvida del individualismo y mira desde el mapa y el libro de historia, con picos como el brillante enlace cronológico que realiza de las principales batallas de la Guerra del Pacífico. En su registro no solo está esa contienda que le da título y que ocupa la parte final, sino que va recorriendo casi sin tiempos vacíos los principales enfrentamientos navales desde que los japoneses sorprendieron a la flota norteamericana en Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Se tienen noticias y recreaciones de nivel de batallas no tan conocidas como la del Mar del Coral o el bombardeo sobre Tokio. Sirva este último episodio para llamar la atención sobre las principales cuestiones que ensombrecen la ideología del filme. Se pasa de puntillas sobre aquel bombardeo sobre la capital nipona mientras que al final se subraya la salvaje respuesta del ejército japonés a China como represalia por haber protegido a los pilotos supervivientes. Sorprende igualmente que haya pasado la sala de montaje una escena como la del prisionero estadounidense y el ancla, que apenas ocupa un minuto y lanza un mensaje tendencioso desde la ficción.
Emmerich decide privilegiar aspectos tácticos y da minutaje al diseño de estrategias bélicas que harán las delicias del aficionado al género y espantarán, probablemente, a una mayoría. ‘Midway’ también deja hueco a las bravuconadas del soldado norteamericano y a la superioridad moral con la que intervenían en el conflicto, a costa, eso sí, de arrinconar el perfil familiar, las mujeres que esperan resignadas en casa la vuelta, al que apenas da tiempo. Se ha hablado del punto de vista japonés como garante del equilibrio, y hay que señalar que si bien hay escenas que resaltan que el heroísmo y dignidad en combate tuvo dos bandos, todavía se está lejos de la fórmula idónea. Es interesante la oscuridad que aporta el personaje del almirante Yamamoto, que encierra una película en sí mismo. Uno se queda hambriento de saber más de ese hombre que no quería la guerra y que finalmente la guerra acabó con él de la peor de las maneras, un asesinato, término que indignamente se esquiva en las palabras sobreimpresionadas de los títulos de crédito. Es el peaje a pagar, esta vez de menor cantidad de la presagiada, por rememorar, más cerca que nunca -los bombardeos en picado se sienten casi en piel-, aquellos tiempos de batallas aéreas, navales, estrategias y conspiraciones.
RAFAEL GONZÁLEZ
1 Comentarios
Midway fue una de las batallas mas grandes e importantes de la historia, solo que los que hicieron la película no saben nada ni de Midway ni de la 2GM, basta ver las escenas de batallas copiadas de la guerra de las galaxias !!! para hacerse una idea a los que se suman dos horas de diálogos tontos, soldados que se comportan como niños (saltando en la cubierta de un portaaviones ?), y hincapié en detalles tan tontos como que los pilotos mascaban chicle o que los japoneses tomaban te en lugar de whisky, así de tonta es la película.
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