'EL ANACORETA'. De anacoretas va la cuarentena


CRÍTICA DE CINE

'El anacoreta' (Juan Estelrich. España, 1976. 104 minutos)

Vendrán tiempos en que todos los retretes estarán llenos de anacoretas (Fernando Tobajas)

La película nos cuenta cómo hasta un anacoreta sucumbe a la belleza terrenal de una atractiva moza, por mucho que se empeñe en renunciar a todo confinándose en su cuarto de baño. Lo hace con mucho humor, inteligente, sin sonar grotesco ni parecer zafio, en la justa medida de surrealismo para seguir pareciendo creíble.   

Fernando Tobajas, interpretado por un magistral Fernando Fernán Gómez, es el protagonista de esta historia, que podía haber estado firmada por Roman Polansky o Woody Allen. Sin complejos, que la peli tiene nivel. Rafael Azcona interviene en el guión, el que fuera artífice de la mejor tragicomedia española en títulos como 'La gran comilona', 'El cochecito' o 'El verdugo'.

La tentación se llama Arabel, interpretada por Martine Audó. Viene de Capri con la firme intención de conocer al tío que está detrás de semejante viaje interior, para intentar cambiarle, sacarle del cuarto de baño utilizando sus armas de mujer: belleza y sexo a raudales, pero también ternura y comprensión. 

Es un placer contemplar esas escenas en que se miran sin consumirse el uno al otro, de una forma bonita, enamorados como tontitos, manteniendo la curiosidad o el misterio y ese deseo que dura. 

La película merece la pena ser visitada. Hace pensar entre carcajadas. Eso sí, este no es filme para quiénes busquen risa fácil. Es cine de anacoretas.

¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Hablando sólo mientras lee el periódico sentado en un retrete, esperando a que el aviso de unas piernas dormidas le saque de ese letargo. 

Yo conozco a un personaje real, ya fallecido, que vivió toda su vida en una cuadra con su vaca en una aldea asturiana cerca de Belmonte de Miranda. Los vecinos le bautizaron como José “La vaca”. 

Anacoretas ha habido y habrá siempre. 

JORGE B.

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