'RELIC'. El terror como legado


CRÍTICA DE CINE

'Relic' (Natalie Erika James. Australia, 2020. 89 minutos)

Cada vez con mayor asiduidad, el terror lleva la firma de una mujer tras la cámara. No es algo puntual, sino un hecho constatado por producciones como esta ‘Relic’ y otras de la misma hornada generacional y que sobresalen tanto por la calidad como por las renovadas perspectivas alrededor de un género tanto tiempo coto casi privado a lo masculino en todas sus vertientes. Gracias a su excelente debut, el nombre de Natalie Erika James se suma al de otras cineastas que desde hace unos años se aproximan al género como Jennifer Kent (‘The Babadook’), Karim Kusama (‘The Invitation’) o Alice Lowe (‘Prevenge’). No son nuevas, hay un largo recorrido detrás, ni tampoco se les ha de enclavar en un mismo movimiento, el espectro de subgéneros, intenciones y estilos es amplio, pero es una certeza que están aportando aire fresco y una mirada nueva a miedos tantos universales como específicamente femeninos. Ambos casos confluyen en ‘Relic’, pequeña producción australiana casi teatral que encierra a tres mujeres de diferentes generaciones en una casa de campo. La familia como principio y fin, en un esquema cambiante según la perspectiva de cada persona, abuela, madre, hija o nieta, que confluye una producción que con sus briznas de fantástico y ligero toques de terror toca asuntos mayores como el deterioro mental, el abandono, la vejez, la culpa y el peso del legado familiar. 

De inicio, James apuesta por una atmósfera envolvente y un ritmo parsimonioso, acorde a la decadencia de la casa en la que transcurre la película. Así va tejiendo con suma delicadeza y pocas estridencias una historia fantasmal, que se destila como un susurro a medianoche. Su poderoso tramo final, tan emotivo como desolador y de incontestable crudeza, enlaza con una narrativa anterior salpicada de mínimos detalles que van anticipando lo que está por suceder. Con ecos a ‘The visit’ de Shyamalan, aunque con un trasfondo mucho más comprometido y menos juguetón, ‘Relic’ va componiendo con mimo un relato que mira de frente una de las pesadillas recurrentes de tantas mujeres, sometidas al escrutinio constante por la necesidad socialmente impuesta de tener que estar a la altura como madres y también como hijas. El apunte crítico no se detiene ahí, ya que sin necesidad de profundizar se advierte que no es nada caprichoso que la directora haya optado por tres personajes femeninos y obviar a los masculinos, puesto que aún todavía sobre ellas recae en gran parte el peso de los cuidados de las personas dependientes y la responsabilidad de criar a los hijos. 

Con su antológico epílogo, llamado a instalarse en la mente por un indeterminado tiempo, ‘Relic’ se sacude los complejos y se quita la etiqueta de lo que parecía una película menor. Se proyecta a una altura mayor, como otra contemporánea como ‘The Babadook’, y en la que, aunque lo aparente inicialmente, ninguna digresión es excesiva, y el conjunto adquiere la tenebrosa silueta de un cine de terror inteligentemente metafórico y con su cuota de crítica social en la que nos podemos ver reflejados. 

RAFAEL GONZÁLEZ TEJEL


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