CRÍTICA DE CINE
'You Should Have Left' (David Koepp. Estados Unidos, 2020. 93 minutos)
Aún con el aliciente del reencuentro entre David Koepp y Kevin Bacon, más de dos décadas después, y la garantía de Blumhouse en la producción, ‘You Should Have Left’ no cuaja como esa deseada película de género entre el terror y el thriller psicológico que tanto prosperó a finales de los noventa.
Koepp se ha labrado una sólida reputación como artesano de la industria, con guiones que abarcan desde la ciencia-ficción y aventuras (‘Jurassic Park’) hasta la acción más palomitera (‘Mission: Imposible’), y hacía tiempo que no probaba con una producción completamente suya desde la fallida ‘Mortdecai’ (2015). En el recuerdo aquellas ‘El último escalón’ o ‘La ventana secreta’ que dirigió hace más de quince años, que junto a la actual ‘You Should Have Left’ podrían formar una trilogía cimentada sobre cómo el tormento interior de los hombres alcanzada cierta edad tiene su reflejo tóxico en el entorno. El problema pasa por esa insistencia en repetir esa misma ruta, ya tan transitada, tanto tiempo después sin nada relevante que aportar ni al conjunto de su filmografía, ni al desarrollo del género y, lo peor, al interés del aficionado.
Con ‘You Should Have Left’, Koepp vuelve a recurrir a un protagonista con muchos demonios insistentes revoloteando alrededor y pasado tortuoso y le añade una vivienda de lujo alejada de la civilización, una especie de fortificación de revista de diseño, en una mezcla entre lo que ya trató en guiones suyos ya citados y clásicos como ‘El resplandor’ y ‘Cube’. Lo que empieza siguiendo las pautas preestablecidas, pareja en un momento de crisis que huye del estrés de la gran ciudad y se encuentra en un lugar aislado con aldeanos inquietantes y casa de lujo, termina enredándose y saliendo de las explicaciones convencionales debido a giros de guion de elaboración de fórmula y asequibles de detectar con un mínimo de memoria cinéfila. No se explota el humor que podía haber salido de esa figura icónica que es un Kevin Bacon musculado y rejuvenecido como aquellos que se niegan a aceptar las secuelas del paso del tiempo, ni de la pareja que forma con Amanda Seyfried, en una relación marcada por unos celos que ni la experiencia ni la madurez parecen aplacar.
Película de estructura tradicional, con bloques claramente definidos y de similar intrascendencia, es cuando revela su naturaleza metafórica y se adentra en un laberinto de referencias de escuadra y cartabón -la comparación es literal- cuando se define a sí misma como un producto de consumo rápido, otro ejemplar de guerrilla llamado a rellenar un hueco en la cada vez más febril actividad de Blumhouse. La productora estadounidense alterna trabajos de elevadas aspiraciones y de acabado artesanal con otros más prácticos y comunes como esta ‘You Should Have Left’, casi un ejercicio de nostalgia y un peaje a pagar para contar con el beneplácito de un profesional como Koepp, que nuevamente puede sentirse fuera del corsé de la industria.
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