Héctor Abad Faciolince escribió un texto maravilloso en el que recorría su vida junto a su padre y al fatal desenlace que sufrió su progenitor, el doctor Abad. Fernando Trueba ha comandado un proyecto que tiene de cabeza visible a un extraordinario Javier Cámara que compone el personaje de forma sublime aportando ese curioso acento que tenía el doctor Abad y una entereza verosímil. Es uno de los trabajos más notables del actor en su carrera y el aspecto más logrado del proyecto.
El mismo tiene una adaptación floja -a cargo de David Trueba- si se atiende al potencial del libro. Que la historia se desarrolle en dos tiempos es innecesario, no consigue aportar nada. ¿Por qué hay necesidad de ser más autor que el propio autor? De acuerdo que son medios distintos, pero no existe ninguna justificación en el resultado que respalde la decisión de funcionar mediante flashbacks. Las decisiones de reiterar la vida en Torino no se comprenden. Supone rellenar minutos con un aspecto que apenas es relevante en la estructura de la película. El personaje de la madre también queda desdibujado. Se enuncia la relación con la iglesia, pero no se va más allá y es un elemento curioso en el libro. Bien trabajada, sin embargo, está la relación entre padre e hijo, es ahí donde la película toma una dirección más férrea en una adaptación que parece ir por lugares poco acertados. Tampoco tiene una lógica que vaya más allá del lugar común el hecho de jugar con el color para el recuerdo y el blanco y negro para el momento “actual”. Es restar potencial a la partitura original.
La historia de por sí es entrañable y emotiva, pero son las decisiones artísticas las que lastran la posibilidad de conseguir una película mucho mejor. Fernando Trueba maneja la cámara bien en esta ocasión, pero le resta la planificación de las escenas más corales en las que el artificio hace su presencia. Por momentos, el director no `parece integrarse en el sentir de un pueblo que grita y lo filma como alguien de fuera al que le han contado cosas. Eso también hace que se resienta el resultado final. En el aspecto interpretativo el resultado es gozoso y el elenco colombiano es fantástico.
‘El olvido que seremos’ es una película que se ve bien porque su novela es sólida y aunque la adaptación le haya restado fuerza, mantiene su interés pese a un metraje desacompasado.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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