`CORTAR POR LA LÍNEA DE PUNTOS´. Mágica odisea punk-cotidiana.

 




CRÍTICA DE SERIE.

`Cortar por la línea de puntos´. ( Zerocalcare. Italia, 2021. 6 episodios de 20 minutos).

El peso de la (mala) conciencia como un martillo impertérrito que golpea sobre nuestras cabezas. El sentimiento de culpa como un lastre del que muchas veces no logramos librarnos. La masculinidad hegemónica presentada como una lacra que, aún a día de hoy, lo emponzoña e inunda prácticamente todo y contra la que no nos queda otra que luchar sin cuartel. Esa sensación de que con cada elección, por nimia que sea, nos jugamos todo lo que vendrá después. Qué se esconde detrás de cada oportunidad perdida y la importancia que les debemos dar a esos trenes que no cogimos en su momento. La salud mental y el bienestar integral como los ejes sobre los que tendría que girar todo. La relación entre éstos y el marco que nos ofrece el sistema capitalista que padecemos y las maneras con las que lo afrontamos.  La amistad y el amor, en el más amplio sentido del término, como único salvavidas al que nunca debiéramos dejar de aferrarnos…

Todos estos asuntos, y muchísimos más, son los que aborda Michele Rech, ‘Zerocalcare’, el renombradísmo ‘comicista’ italiano en ‘Cortar por la línea de puntos’ (‘Strappare lungo i bordi’) la reciente miniserie de animación que ha creado, dibujado y a la que ha puesto voz casi en su totalidad para Netflix, y que está llamada, con toda justicia, a convertirse en una de las sensaciones de esta temporada (y mucho más allá).

Resulta una misión casi imposible encontrar un solo ‘pero’ a los cien minutos exactos de metraje de la miniserie. Un ritmo narrativo trepidante, frenético, pero nunca atropellado. Un guion sencillamente magistral, con una combinación entre lo descacharrantemente cómico y la emocionalidad más absoluta en ocasiones brusca, pero siempre muy afortunada. Un sentido del humor basado en un muy sarcástico y paródico concepto de la ‘poesía de lo cotidiano’. Una construcción de personajes perfecta, que hacen que a cada momento te sientas identificado con ellos, que los puedas incluso tocar, que los quieras tratar como a un miembro más de tu propia cuadrilla.

Mención aparte merece la tendencia que muestra la serie en cuanto a salto de calidad interna. Así, la trama, capítulo a capítulo, e incluso dentro de cada uno de ellos, va creciendo en intensidad y trascendencia, hasta llegar a unos últimos cinco-siete minutos que bien podrían representar una de las secuencias más brillantes y felizmente estremecedoras jamás filmadas, jamás concebidas.

En definitiva, con ‘Cortar por la línea de puntos’ nos encontramos ante una auténtica obra maestra, así sin matiz alguno. Con un bellísimo canto (no sólo) generacional, con el que es prácticamente imposible no sentirse identificado a cada momento. Con uno de los más deliciosos y terriblemente bellos y necesarios ejercicios de poesía audiovisual que se han podido realizar en mucho tiempo.

Háganse un gran favor y ‘véanmela’.

GERARDO GARCÍA RODRÍGUEZ

Publicar un comentario

0 Comentarios