´HOLY MOTORS´. Entre el videoarte, el cortometraje y la vacuidad pretenciosa


CRÍTICA DE CINE

'Holy motors'  (Leos Carax, 2012. Francia, Alemania. 115 minutos)

El regreso de Leos Carax al largometraje se ha saldado con una película respaldada por la crítica y por algunos festivales. El resultado de sus imágenes no forma un conjunto homogéneo. Tampoco funciona en un plano filosófico en el que parece querer reflejar la vulnerabilidad del ser humano a la hora de enfrentarse a un yo que camina desdibujado por cada de las secuencias.

No hay que engañarse, Carax ha rodado nueve cortometrajes que posteriormente ha unido bajo esa aparente máscara transcendental y pedante de la que sólo se puede constatar que ha querido jugar con la tecnología y que llegados a un determinando momento tomó conciencia de que las imágenes tal y cómo las estaba mostrando en los primeros eternos treinta y cinco minutos caerían en saco roto. Para ello, recurre a cierta carnalidad del protagonista – a modo de caretas- interpretado por el poliédrico Denis Lavant.

Es evidente que Carax tiene una voz propia y se ha creado un personaje que no deja de ser venerado, pero eso no es más que un recurso para agrandar cierto malditismo que, consigue que las películas pretenciosas que oscilan en varios campos resulten elogiadas -¡eso ya es un triunfo brutal!- pero ¿hasta que punto ese hecho puede considerarse crucial para que ´Holly Motors´ sea considerada como una película? El propio director necesita encontrarse con puntos reconocibles o palpables en varias de sus historias –como la del padre y la hija, la más compacta- para que la confrontación de todos los estilos funcione e intente aportar algo más que un mensaje que cae en saco roto.

Tampoco es cierto que, aunque haya jugado con la tecnología y sus diferentes realidades, éstas hayan tenido una presencia constante en las nueve propuestas de Carax, dado que no poseen una voz particular. Por un lado parece que su propósito es innovar y por otro mantenerse en una postura clásica con respecto a ciertas ideas que son residuales y carentes de entereza.

Llama la atención la similitud con ´Cosmópolis´ de Crononberg –por el empleo de las limusinas y el caos en el que subsiste el ser humano- u otros títulos de la primera época del director canadiense. Es probable que Carax siga cosechando éxito, pero no sería ridículo afirmar que el “respetable director” ha pretendido tomar el pelo a crítica y público, y por supuesto, en esta batalla, ha ganado.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ  

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. Estoy de acuerdo. Vi esta película y no me gustó nada. Me pareció pretenciosa, ensamblada a pedazos, sin rumbo ni sentido y hasta cursi.
    Atrabiliario

    ResponderEliminar