'EL CRÉDITO'. Saldo negativo



CRÍTICA DE TEATRO 

'El crédito'
Autor: Jordi Galcerán
Dirección: Gerardo Vera
Escenario: Teatro Maravillas (Madrid). 26 de septiembre de 2013.

Tras años dedicado a la dramaturgia, Jordi Galderán adquirío éxito y fama gracias a ‘El método Grönholm’. Catapultó todo lo que vino después y redescubrió parte de su trabajo anterior. Aquella obra tenía los mimbres necesarios para encandilar a público y crítica. Balanceaba sonrisas y dardos sin que las carcajadas sonaran demasiado y lo negativo agriara la propuesta. Ejemplar, después maltratada en su paso al cine. Posteriormente Galcerán demostró que puede acercarse un poquito más a las exigencias del público (‘Burundanga’) y mucha pericia en su arriesgado cambio de género (‘Carnaval’). El autor conocía el truco para tocar la fibra incluso del espectador más exigente y hacerle sentir cómodo ante la propuesta presentada. Lo hacía sin renunciar ni esconder su apuesta por un teatro de rendimiento comercial que conectara con la platea. En ese sentido, ‘El crédito’ supone un inapropiado desvío de esa fórmula que tantos elogios ha despertado, puesto que el montaje estrenado en Madrid da un quiebro completamente inesperado a esta concepción. 

En el espectáculo se acumulan aquellos aspectos de los que abominan de ese teatro cuyo único afán es agrandar taquilla a toda costa, lícito por otra parte siempre y cuando no se pierdan las formas. ‘El crédito’ lo hace, recurre a trucos infames, a chascarrillos fuera de lugar y a ratos presenta un humor que lo emparenta con lo peor de la sitcom televisiva (la lucha de sexos o la vulgarización de la figura femenina). El punto de partida es atractivo, aunque a la veintena de minutos ya está agotado y la obra se mete en una espiral sin progresión. Es un continuo volver atrás y reiniciar. La presunta capa social se cubre de caspa, lo que imposibilita lecturas de corte social o político. Y se escuchan risas, no hay que negarlo, aunque hay que valorar la forma de conseguirlas. 

La dirección de Gerardo Vera tiene gran parte de responsabilidad. Es plana, poco imaginativa y cuando quiere aportar algo –el factor multimedia- no lo encaja de ninguna forma. Los actores se ven afectados ante tal descalabro, aunque sean de la talla –lo  son- de Carlos Hipólito y Luis Merlo. No conectan y falta chispa, enseguida se disparan y ya no vuelven a la esencia del texto, si la hubiera. Hipólito recurre rápido al grito y a la exageración en el gesto para defender su personaje. Merlo se pierde en la indefinición. Ni inquieta ni conmueve su interpretación de un desesperado con las ideas claras a la hora de pedir un crédito. 

‘El crédito’ se alarga sin remedio como una visita al banco en hora punta. Es especialmente soporífero el tramo de cómo se seduce a una mujer, así como los extensos parlamentos telefónicos que dejan a Hipólito solo ante el peligro. El día de su preestreno madrileño el espectáculo gustó, y mucho. Pero no a todos les calan ya propuestas de este tipo, y menos ahora. Bienvenido será el día en el que una producción madrileña de presupuesto notable no sonroje a un espectador con un paladar habituado a un amplio abanico de teatro. 

RAFAEL GONZÁLEZ

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6 Comentarios

  1. Estoy totalmente en desacuerdo. La obra es genial.

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  2. Señor anónimo:
    Después de leerle detenidamente, nos ha convencido con sus irrefutables argumentos. Es cierto, la obra es chachi piruli.

    Un saludo,
    lacarcoma-criticas@blogspot.com

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  3. Completamente de acuerdo, a mi no me gustó para nada

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  4. No estamos solos. Agradecidos, Eli.
    Gustos aparte, lo que realmente molesta de 'El crédito' es cómo sus propios responsables la vendían en los medios, casi teatro social y comprometido, crítico y demás. Y es el típico ejemplo de teatro somnífero y dócil.

    Un saludo
    lacarcoma-criticas@blogspot.com

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  5. No me gustó nada. Salí del teatro pensando exactamente lo mismo que has puesto. Ademas los chistes me resultaron facilones y el argumento previsible, no me gusta que a mitad insinúen el final.

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  6. Zoe, gracias por comentar. Somos pocos, pero está bien que se escuchen voces discrepantes con el pensar de la mayoría. Hay que desenmascar a espectáculos como 'El crédito', disfrazados de crítica social y que realmente, a nuestro juicio, producen un efecto narcótico, cuando no el sonrojo y malestar ante ciertos chascarrillos totalmente fuera de lugar.

    Un saludo
    lacarcoma-criticas.blogspot.com

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